Las Heridas de mi Alma

septiembre 14, 2006




Las heridas de mi alma se abren,
no alcanzan a cicatrizar,
cuando nuevas heridas comienzan a emanar
esa mezcla salobre de sangre y lágrimas.

Por las llagas sin cerrar brota la sangre,
espesa, llena de rabia, llena de desesperanza.
Mis ojos están enrojecidos, mi cabello desordenado,
el sudor de mi frente refleja la viscosidad del dolor.

La tierra es redonda, las estaciones son cíclicas,
retiro mis barreras de protección y recibo el golpe,
el mismo golpe de siempre, directo en mi interior,
una nueva herida comienza a sangrar.

Camino entre la multitud y tengo temor de todos,
levanto la frente y entrego una sonrisa,
una risa falsa que no se condice con lo que soy,
un animal temeroso y herido.

Ella me dejó, ella no me dio otra oportunidad,
la sangre se agolpa en mis sienes,
la sangre se agolpa en mis ojos,
un velo cubre mi vista.

Años he caminado por la misma senda,
años que se repiten cíclicamente,
heridas que se abren una y otra vez,
y yo que no aprendo, vuelvo a entregarme.

Mañana será otro día, serán otros los afanes,
mañana al sol las cicatrices comenzarán a cerrar,
pero sé que invariablemente volverá a suceder,
y el cansancio me volverá a invadir.

Mañana, abriré nuevamente mi alma,
mañana, serán otras las heridas,
un nuevo velo cubrirá mi vista,
mañana volveré a confiar.

Y la sangre con las lágrimas,
se juntarán una vez mas,
en la danza eterna,
del llanto y el dolor.

Acuático (... en una pecera salobre y viscosa ...)

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