El olvido

septiembre 23, 2006



Han pasado diez lunas sin iluminar tu silueta.
Han pasado diez soles sin el brillar tu cabellera.
Han pasado diez amaneceres sin el despertar de tu cuerpo.
Han pasado diez lluvias sin apagar el fuego de tu mirada.

En algún momento del tiempo me recordarás y sonreirás.
Pasarán un día, dos, quizás tres y la magia volverá.
Pasarán un día dos, quizás tres y la magia desaparecerá.
En algún momento del tiempo me recordarás y sonreirás.

El ciclo eterno se volverá cada vez más difuso.
Las estaciones se alargarán y se espaciarán.
El juego perderá intensidad y las reglas se difuminarán.
El fantasma del olvido se hará presente y real.

El testigo firmamento de la noche se congelará sobre la ciudad
y la oscuridad traspasará los límites del amanecer.
Olvidarás mi nombre, mi silueta y mi voz.
Seré un vago recuerdo, mas aún sonreirás.

Tras la tenue neblina de la añoranza me encontraré,
pensando en aquella noche y en tu silueta crepuscular.
Olvidarás los vagos recuerdos y tu sonrisa se borrará
en las diez lunas, soles, lluvias y amaneceres.

El tiempo inexpresable habrá completado su labor.
El fuego de tus ojos arderá en otro hogar.
Otros oídos de tu lúdica sonrisa gozarán.
Yo aún acá, añorando tu silueta crepuscular.

La sutil llovizna invade completamente mi cuarto,
vaporosa la neblina ingresa por la ventana,
las enredaderas comienzan a rodear mi lecho,
mis ojos aún brillan en la insondable oscuridad.

Acuatico (... en su pecera ya casi olvidada...)


Cambio de estación




Ha llegado el fin de la primavera, el frío atraviesa mis sensaciones.
Ha arribado una estación nueva y se congelan mis visiones.
Todo ahora se ha detenido, el terror ha invadido mi alma.
El terror de que no vuelva esa anhelada primavera.

Miedo de no acariciar más la suavidad del césped de su cuerpo.
Miedo de no volver a observar las curvas de las verdes colinas.
Miedo de no admirar más la cabellera suelta de los árboles en flor.
Miedo de no ver jamás la delgada silueta de las rosas silvestres.

¿Volveré algún día a escuchar aquella risa que sobre las hojas causa la brisa?
Esa risa compuesta de mil mariposas y mil colores de mil silvestres frutas.
Esa risa que conjuga la antigua naturaleza y la fresca juventud de las flores nuevas.
Esa risa que fluye en las mil alas de mil pájaros en las copas de mil árboles.

¿Volveré algún día a ver esos profundos ojos de aquellos dos lagos?
¿Volveré a sentir esas lágrimas que salen de los lagos hacia el valle?
¿Volveré a ver el fondo cristalino bajo la quieta agua de aquellos ojos?
Esa profundidad insondable que la primavera abrió para mí.

¿Sentiré sobre mis labios sus labios reventando en el verdor de la estación?
Su sabor a frutas maduras y esa terminación suave cual libación de néctar
El aroma de los azahares al viento y del musgo entre las piedras de las vertientes.
Las delicadas alas de un colibrí zumbando y ronroneando junto a mis sentidos.

Y esa rosa blanca, delgada y delicada en medio del mundo agreste.
Esa flor que observe durante horas y a la cual le dirigí mis mas sentidas letras.
¿Dónde habrá quedado ese níveo capullo, dónde bajo la nieve, dónde bajo el dolor?
Donde sus cuatro espinas con las cuales creía poder defenderse.

La estación ha cambiado, la primavera se ha marchado y yo miro el vacío.
Despierto en la mitad de la noche e intento ver aquellas dos estrellas que ya no están.
Mi cuarto oscuro … y solitario … y callado … y frío …
¿dónde bajo la nieve? … ¿dónde bajo el dolor?


Acuático (... con hielo en su pecera ...)

La esquina

septiembre 19, 2006




Veo por sobre el resto, al fin de la calle, al fin de la vía, al fin de la vida,
cuatro brazos, cuatro manos, sostienen a una bella y delgada muchacha,
acrobacias sobre aquellas manos fantasmales que vienen de abajo,
acrobacias por sobre la línea visual, acrobacias para lograr un pedazo de pan.

Una mirada al vacío, una sonrisa teatral, un acto repetido en cada parada,
veo el sustento flaquear, veo las pilastras quebrarse, veo la juventud desaparecer,
el fin de la caída, el cráneo contra el cemento, las ilusiones morir,
y la sangre se confunde con los motores, y la sangre se funde con el aceite.

Respiro cuando veo que no es cierto, los circenses deambulan entre los autos,
piden una recompensa por el peligro sufrido, una moneda por el drama humano,
ella se acerca adonde estoy, de edad indefinida y la mirada perdida,
su sonrisa estudiada, artificial, ocultando la realidad tras el maquillaje.

Camina raudamente recogiendo la dádiva mendicante, su expresión es incólume,
falsa, evadida de la realidad, las horas del atardecer caen sobre la ciudad,
el sol abandona la desabrigada silueta y yo intento escudriñar tras el maquillaje,
descubrir algo tras esa sonrisa de dientes blancos e intersticios disparejos

Se acerca a mí, su mirada perdida se fija por unos momentos en mis ojos,
sus ojos pierden el color, se transparentan, se licuan, la sonrisa artificial se borra,
me muestra su edad, es muy joven, me muestra su sufrimiento, es muy profundo,
el maquillaje cae destapando las lágrimas de la miseria y el pesar.

Sólo unos segundos, el maquillaje vuelve, la sonrisa vuelve, la mirada se pierde,
retorna sobre sus pasos, se sienta en el suelo a la orilla del carril y cuenta el dinero,
yo la miro unos instantes más, hasta que la presión de la multitud ciega y sorda me empuja,
los avisos de neón comienzan a encenderse, el frío aumenta y yo no puedo olvidar sus ojos.

Acuático (... mirando el cemento bajo la luz de los neones...)

El Abismo (el fin de la caída)


Las mortecinas luces en la oscuridad se comienzan a apagar,
presiento que esta caída al fin del abismo, está próxima a terminar,
las voces multitudinarias que golpeaban mi conciencia se han enmudecido,
he ido quedando solo en este descenso infinito, solo y adolorido.

Finalmente el golpe violento contra el fondo del abismo, el fin de la caída,
mi espalda adolorida por el golpe intenta empujar el cuerpo a ponerse de pie,
la nube de polvo penetra mis pulmones haciéndome toser ahogado,
un riachuelo de sangre baja desde mi frente por sobre uno de mis ojos.

Fue un sonido seco y corto, después del azote nuevamente el silencio.
El dolor y la oscuridad me señala que estoy de vuelta en el mundo real,
en este mundo en donde el dolor vive cada día
y la oscuridad de la desesperanza hace presa de los mortales.

Los lazos que me mantenían lejos de este mundo se han cortado,
produciendo el inevitable derrumbe que siempre quise evitar.
Una sonrisa amarga se esboza en mis labios amoratados.
Una lágrima negra rueda por mi mejilla polvorienta.

              ... Comienzo a caminar en la oscuridad y el silencio ...

Acuático ( … solitario una vez más …)

El Abismo




Sostengo el mundo con mis manos,
sostengo el mundo con mi voz,
firmemente apoyado en …
¿en qué? …

Miro hacia atrás y no hay nadie,
Miro hacia atrás y veo un abismo.
El sostén era imaginario, el sostén era ficticio,
El apoyo no era real, era sólo un sueño, una fantasía.

La quimera comienza a desvanecerse,
el delirio de la caída se inicia,
la oscuridad invade mi alrededor,
una caída infinita, una caída real.

Mis manos se alargan intentando sostener lo insostenible,
Mi voz se hace eterna intentando mantener una utopía,
miro atrás y estoy solo en este lugar de desvarío que se esfuma,
se evapora y se vuelve umbroso e incomprensible.

No veo el fin del pozo, no veo la consumación del camino,
que llegué pronto el final de la caída y que ocurra en un segundo,
en ese instante eterno en donde veré reventar mis pensamientos ante mis ojos,
en donde el dolor se hará intenso en una explosión singular.

Después sólo quedará un cuerpo, una cáscara, cual mortaja del alma destruida.
Una cascarilla que sostendrá la vida nueva, que sostendrá el futuro,
Un cascajo del cual brotará el olivo y la acacia, vitales y fluídicos,
para luego volver a la tierra reseca, sedienta de un nuevo ciclo.

Pero nada de esto ocurre, sigo cayendo, derrumbándome paulatinamente,
siguen pasando las mortecinas luces de la oscuridad a mi alrededor,
el golpe letal parece no querer llegar, burlándose de mi tesón,
inacabablemente vacío, imperecederamente solitario.

El polvo de la caída inunda mis pulmones…
                                                                … mi risa se congela en un rictus cianúrico.



Acuático (... cayendo infinitamente…)

Eine sconosciuto amour




Behind the dark
tuya y mía
der Mond erscheint
is nostra la nit.

Um anjo da luz
an angel of shades
Un sourire dans l'obscurité
Un amore segreto nel silenzio

Qu'il ne renvoie jamais la lumière
wenn ich nicht sie finden kann
Spero che questa notte sia eterna
hoje à noite de ambos



Acuático (... or aquatic... ou aquático… o acquatico… ou aquatique… oder wasser…)

Yo soy yo




¿Cómo soy yo?... difícil pregunta…

Un ave solitaria, peregrina de mil estaciones, que surca los aires.
Un ser humano solitario, huérfano de mil amores, en esta vida incomprendido.
Un pez solitario, sobreviviente de mil anzuelos, que surca los mares.
Un ser humano solitario, en esta noche frente a un papel escribiendo estas líneas.

¿Cómo eres?... me preguntó ella…

Alto de contextura media, más bien delgado, pero a la vez grueso.
De ojos amarillos y siempre enrojecidos, bajo unas cejas que se niegan al orden.
Con un rostro plagado de aquellas cicatrices que nunca se marcharon.
Con el cabello rebelde que, a fuerza de químicos, siempre intento ordenar

¿Cómo soy yo de verdad?... indago en mi interior…

Un intelectual de trastienda barata de librería de viejos.
Un poeta de segunda, por ser condescendiente, aunque debería decir de tercera.
Un pobre ser, tímido por naturaleza pero osado por convicción.
Un humanista a ultranza, aunque esto sea pecado en este mundo deísta.

¿Cómo soy yo de verdad?... indago en mis relaciones…

Un tipo de trato fácil en la colectividad, pero duro de tratar en la intimidad.
Un enemigo de las relaciones furtivas y difícil de sobrellevar en las duraderas.
Alguien que no pide ayuda aún muriendo, pero que siempre está presente si es requerido.
Lleno de citas para cada ocasión, disperso en el hablar, disperso en el pensar.

¿Cómo soy yo?... indago en mi soledad

Un misántropo que disfruta de rayar los libros con anotaciones que nadie leerá.
Un hombre que se emociona con facilidad, pero que ha derramado una o dos lágrimas en años
Con un placer especial por recorrer los lugares de los hombres que fueron.
Con un mal genio que le enfada y con una incapacidad patética para abandonar sus vicios.

¿Cómo soy yo? …. ¿Cómo en realidad soy yo?

Sufro en silencio mi capacidad intelectual, por ver más allá de lo que los otros ven.
Sufro en silencio mi sensibilidad, por sentir el dolor donde los otros no lo sienten.
Creo en el honor, ese de tiempos antiguos, que extemporáneamente intento vivir.
He intentado conocer los vicios desde adentro, sólo para saber que debo estar afuera.

Yo soy yo…

Solo eso soy yo, y solo por ahora, porque mañana seré otro yo.
Pero seguiré siendo yo, aunque ese yo no sea el mismo yo de hoy.
Mañana será otra pluma, será otra la realidad, será otro el ser.
Seguiré sufriendo el terror de quedarme inmóvil y seguiré buscando, siempre buscando …


Acuático (... mirando su reflejo en las paredes de la pecera...)

¿Loco yo?

septiembre 16, 2006




Las paredes ya casi no tienen espacio,
mi predecesores las han cubierto con sus dolores.
Me han encerrado porque he perdido el raciocinio.
Eso dijeron, eso afirmaron, yo no estoy de acuerdo.

¡¡Locos ellos, loca ella!! le grito al carcelero,
¡¡No ven lo que yo veo, no ven la realidad!!
Dicen que soy peligroso para la sociedad,
pero yo creo que la sociedad es la peligrosa para mí.

            (... es probable que esté mejor aquí)

Durante años circulé en el mundo,
durante años fui parte de la sociedad,
siempre pensé lo mismo, pero cometí el pecado de decirlo,
de decírselos en la cara y eso les ha molestado.

¡¡Locos ellos, loca ella!! le grito al carcelero,
pero no se mueve, el hombre hace bien su trabajo,
me mira con unos ojos imbéciles, sin expresión,
el cuidado de los que pensamos distinto lo ha vuelto un bruto.

            (... es probable que nunca haya sido de otra manera)

Escribo estas líneas desde mi soledad,
mis dedos fríos sangran a cada línea,
la piedra que hace las veces de pluma se deshace en cada trazo,
junto con la razón que se entorpece en esta celda.

¡¡Locos ellos, loca ella!! le grito al carcelero.
No volveré a contemplar amaneceres, ni tampoco anocheceres,
no volveré a deambular por las calles, las playas y los parques,
no volveré a escribir más líneas porque las paredes están agotadas.

            (... y mis manos exhaustas)

Tampoco volveré a ver sus ojos, ni escuchar su risa.
Dijo que me entendía, dijo que me amaba así, como yo era,
pero declaró en mi contra y afirmó que me temía.
Mis amigos no dijeron nada, ella dejó caer una lágrima.

¡¡Locos ellos, loca ella!! le grito al carcelero,
Creo que es de noche, ..., o tal vez no,
en realidad acá siempre es de noche, ... o tal vez no,
creo que ella sí me amaba, ... o tal vez no.

            (... yo si la amaba)

Locos ellos ...
      o tal vez no ...
             Loca ella...
                  o tal vez no.


Acuático (... tras los barrotes de su pecera...)

Lo que veo desde mi ventana

septiembre 14, 2006




Es de noche, veo por mi ventana,
las luces de la gran ciudad titilan,
las volutas del humo de mi cigarro
se pierden en la contaminación.

Por la ventana entra el frío,
el frío aire de la noche,
una carretera se pierde a lo lejos,
se escucha una música distante.

Al final de las luces hay oscuridad,
al final de las luces el frío es mayor,
al final de las luces existe hambre,
al final de las luces existe mas gente.

El hambre se pierde en la oscuridad,
la miseria se pierde en el frío,
la pobreza está oculta allá en la periferia,
en la ciudad sólo se ve a migajas.

En la ciudad las luces y las autopistas,
toneladas de cemento y acero,
ocultando la vida, ocultando la verdad,
ocultando las lágrimas, ocultando el dolor.

El niño caminará mañana, con sus manos entumecidas,
a una escuela de madera carcomida por las termitas,
una camisa delgada y unos zapatos sin calcetines,
con los labios amoratados y en sus ojos el dolor.

Una madre estará esta noche, en la oscuridad,
dando calor con su cuerpo a sus hijos,
las marcas del frío en los huesos de su espalda,
con las mejillas demacradas y en sus ojos el dolor.

Un padre recorrerá temprano las calles,
afuera de las grandes casas con antejardines,
revisará los deshechos, las sobras, lo que aún sirve,
con el rostro curtido y en sus ojos el dolor.

Todo eso veo tras el humo de mi cigarro,
todo eso veo tras las luces de la gran ciudad,
todo eso veo tras el cemento y el acero,
todo eso veo tras las luces de los autos.

¿Es que acaso nadie mas lo ve?
¿Es que acaso todo está perdido?
...
Creo que hoy en mis ojos hay dolor.


Acuático (... con una lágrima en su pecera ...)

Las Heridas de mi Alma




Las heridas de mi alma se abren,
no alcanzan a cicatrizar,
cuando nuevas heridas comienzan a emanar
esa mezcla salobre de sangre y lágrimas.

Por las llagas sin cerrar brota la sangre,
espesa, llena de rabia, llena de desesperanza.
Mis ojos están enrojecidos, mi cabello desordenado,
el sudor de mi frente refleja la viscosidad del dolor.

La tierra es redonda, las estaciones son cíclicas,
retiro mis barreras de protección y recibo el golpe,
el mismo golpe de siempre, directo en mi interior,
una nueva herida comienza a sangrar.

Camino entre la multitud y tengo temor de todos,
levanto la frente y entrego una sonrisa,
una risa falsa que no se condice con lo que soy,
un animal temeroso y herido.

Ella me dejó, ella no me dio otra oportunidad,
la sangre se agolpa en mis sienes,
la sangre se agolpa en mis ojos,
un velo cubre mi vista.

Años he caminado por la misma senda,
años que se repiten cíclicamente,
heridas que se abren una y otra vez,
y yo que no aprendo, vuelvo a entregarme.

Mañana será otro día, serán otros los afanes,
mañana al sol las cicatrices comenzarán a cerrar,
pero sé que invariablemente volverá a suceder,
y el cansancio me volverá a invadir.

Mañana, abriré nuevamente mi alma,
mañana, serán otras las heridas,
un nuevo velo cubrirá mi vista,
mañana volveré a confiar.

Y la sangre con las lágrimas,
se juntarán una vez mas,
en la danza eterna,
del llanto y el dolor.

Acuático (... en una pecera salobre y viscosa ...)

El miedo a cambiar

septiembre 12, 2006


Un nuevo día, el mismo vivir,
espero la noche para soñar,
de día sólo vegetar, sólo existir,
para por la noche en mis sueños escapar.

El miedo eterno me consume,
el miedo eterno me inmoviliza,
mi rutina es monótonona pero segura,
mi día a día pasa y yo lo vivo así.

Quiero creer que de noche no duermo,
que es real mi sueño,
que es real el cambio en mi vida,
que es real el cambio en la rutina.

Invariablemente termino despertando,
invariablemente termino haciendo lo mismo,
invariablemente termino vegetando,
cada día más de lo mismo.

Tengo miedo a enfrentarlo,
tengo miedo a asumirlo,
tengo miedo a cambiarlo,
tengo miedo a no ser el mismo.

Salgo a la calle,
me pierdo en la multitud,
camino por diez calles,
doblo en diez esquinas.

Veo diez rostros en las mil caras,
pero son sólo diez rostros en diez cuerpos,
que se combinan unos con otros,
son las mismas diez caras de ayer.

Camino entre la multitud,
y tengo miedo de esa multitud,
tengo miedo de esos diez rostros,
pero sigo caminando entre ellos.

Mi debilidad me arrastra,
a aquello que no quiero ser,
quiero dejar de existir,
pero tampoco puedo evitar seguir.

Anoche soñé algo distinto,
distinto como ayer,
pero invariablemente,
terminaré despertando.

Acuático (... mirando las mismas burbujas ...)

Más de lo mismo


Salí de mi habitación, al igual que todos los días,
caminé a la esquina, al igual que todos los días,
tome la misma locomoción, que tomo todos los días,
me bajé en el mismo lugar, en que me bajo todos los días.

Estuve haciendo el mismo trabajo, que hago todos los días,
almorcé en el mismo local, en que almuerzo todos los días,
me tomé el mismo café, en el mismo local, y volví al mismo trabajo,
conversé con las mismas personas, salí a la misma hora,
hice el mismo trayecto y me acosté igual que todos los días.

Ayer hice lo mismo que hice hoy.
Mañana haré lo mismo que hice hoy.
Hoy día hice lo mismo que hago todos los putos días.

Voy envejeciendo, el tiempo va pasando, las canas aumentan,
las arrugas avanzan, la tonicidad de la piel se pierde,
el dolor de espalda ya no cesa, lo inviernos son mas fríos,
la vista se hace más larga y la tos se hace persistente.

Mientras escribo estas líneas me duele la cabeza,
creo recordar que ayer también me dolía.
Mientras intento recordar un día distinto,
escribo estas líneas, que ya he escrito en mil días.

He recorrido mil kilómetros,
pero sólo diez he avanzado,
recorro cada mañana el mismo camino,
y por la noche vuelvo sobre mis pasos.

¿Tengo miedo de hacer algo distinto?
Puede ser ...
¿No puedo hacer algo distinto?
También puede ser ...

Me detengo un instante, leo lo que he escrito
y me parece igual de malo que lo que escribí ayer.
Me refriego, como muchas veces antes, mis ojos cansados,
miró el papel garabateado y a diferencia de otras veces,
no lo boto sino que lo guardo, no sé bien por qué.

Anoche soñé algo distinto ...

Acuático (...desde su misma pecera...)

Incómoda multitud

septiembre 11, 2006




No me gusta el gentío.
No me gustan las multitudes.
No me gusta el bullicio.
No me gusta el atochamiento.

No me gustan los empujones.
No me gustan los gritos.
No me gustan esos olores.
Pero estoy aquí.

¿Por qué?
No recuerdo ya en que estaría pensando cuando se me ocurrió venir.
¿Cómo llegué?
Tampoco lo recuerdo, parece como si hubiera aparecido aquí.

La gente camina en todas direcciones y habla,
algunos todavía andan con un maletín, otros con una mochila,
ellas con cartera.
La mayoría simplemente andan con las manos vacías.

Muchos tienen un vaso en las manos.
Otros derechamente una botella.
Algunos bailan solos, otros acompañados.
Hay parejas de sexos variados y distintos.

La vestimenta es oscura, sin mucho colorido.
La excepción es aquel obeso de tez oscura y camisa roja.
Parece feliz entre los demás y habla casi con alaridos,
ríe muy fuerte y el sudor su camisa moja.

Volteo la vista, me molesta esa visión,
y esa mujer, es muy extraña, insulta con su presencia,
pelo rojo, salmón, café, que se yo,
y porque tanta pintura en el rostro, casi parece plástico.

Viste muy mal, como ignorando los kilos en exceso,
me miró, viene hacia acá, derecho a mí,
balanceando entre las mesas su sobrepeso,
¡¡Por favor que no use ese maldito perfume que me espanta!!

Me siento mareado, el sudor me moja las manos,
creo que también la frente, aunque la siento helada,
debería salir corriendo de este lugar, quiero estar sólo,
pero las piernas no me responden, están al piso clavadas.

Me siento en una esquina, protegido detrás de un vaso de licor,
la espalda a la pared, aunque preferiría estar al revés,
para no tener que mirar a nadie, para sentirme al menos la ilusión de soledad,
mi vista perdida en el vacío, mis pensamientos luchando por huir.

Y observo, observo como se divierten, observo como se ríen,
observo como deambulan, observo como se saludan y se despiden,
observo como el bar va quedando sólo, observo como comienzan a asear,
me levanto de mi rincón, cruzo el bar y me despido, para siempre.

Mañana buscaré otro horizonte, mañana buscaré otro trabajo,
las noches tras la barra me han agotado, me han reventado algo en mi interior.
Me levantaré y habré olvidado este incidente, me dirigiré nuevamente al bar
y comenzaré la rutina de la incómoda multitud, como lo hecho los últimos años.

Y sentiré náuseas, muchas náuseas,
entre los olores corporales y los olores de perfumes baratos,
entre el olor de los ceniceros y los restos de licor,
el hombre tras el bar, solitario tras el bar, sufrirá otra noche más.


Acuático (... Mirando con lástima desde su pecera...)

El viejo árbol




Un árbol viejo,
lleno de añosas cicatrices,
se dobla.

Miedo de cuatro siglos perdidos.
Miedo de no poder con los árboles nuevos.
Solos contra la marea que amenaza subir,
cubrir el bosque y ahogarlos.

En la oscuridad el llanto de una nueva vida se escucha.

El árbol debe desenterrar sus estáticas raíces y dar pelea,
aún en contra de su pánico a ella,
tal vez no sobreviva,
pero debe hacerlo por los árboles nuevos.

Sólo deja pasar el tiempo y no se decide.

Veces anteriores las nubes cubrieron el bosque
pero luego cesaron.
Hoy las nubes llevan mucho tiempo sobre él
y no cesan.

Los bosquimanos tiemblan.

Obscurece y comienza a llover,
hojas crujen, insectos reptan,
él esperará a mañana o tal vez pasado,
pero no mucho más.

El loco reclama libertad,
el hombre desesperado no puede sujetarlo,
siendo arrastrado a la esquizofrenia.

Los recuerdos de la última vez lo acosan aún más
(no quiere volver a pasar por eso).

La cámara gira sobre una catedral,
frente a ella un árbol viejo,
bajo él un hombre (un ridículo superhombre)
casi integrado a la corteza surcada.

La cámara continúa su giro sobre la catedral,
el árbol y el hombre sobre el frió pavimento,
pisoteados día a día, por miles de fieles infieles.

Yo escribo y escapo.

La bruma espesa ha cubierto el bosque
y a todos sus laberintos y recovecos,
les ha dado un ambiente de misterio,
casi diría yo, de cementerio.

Los túneles se van oscureciendo y bifurcando,
¿Me alejo o me acerco a la verdad?
El árbol se pierde en la bruma,
sus raíces no están acostumbradas a estar fuera de la tierra
y sangran, enlodando aún mas el ya turbio y tortuoso sendero.

Las antiguas almas atacaron durante toda la noche,
el fango se volvió rojo y ardiente,
la bruma se disipó y las raíces volvieron a la tierra.
Nuevas cicatrices surcan la corteza.

El hombre pisoteado se siente imbécil.
En su cara el sufrir quedará para siempre.
El fango ha escurrido hasta el mar.
Yo escribo e intento escapar.



Acuático (... golpeándose con las paredes de su pecera intentando escapar...)

Legado




¿Qué importa? ... fue lo primero que me pregunté,
¿Y a quien le importa? ... otra vez me pregunté,
y si importara y si a alguien le importara
¿Por qué a mi debería importarme?

Entre luces y sombras,
¿Por qué debería elegir alguna de ellas?
si el día y la noche han sido una realidad en mi vida.

De dulce y agraz,
¿Por qué debería elegir alguna de ellas?
si lo dulce lo he disfrutado
y de lo agraz he aprendido.

Entre la soledad y la compañía,
¿Por qué debería elegir una de ellas?
si en la soledad me he conocido a mi mismo
y en la compañía he conocido a los demás.

Entre el llanto y la risa,
¿Por qué debería elegir una de ellas?
si el llanto me ha desahogado
y la risa me ha alentado.

Entre la seriedad y el juego
¿Por qué debería elegir una de ellas?
si el juego me ha permitido avanzar
y la seriedad madurar el avance.

Entre lo real y lo imaginario
¿Por qué debería elegir una de ellas?
Si en lo real he vivido
y en lo imaginario he soñado.

¿Por qué debería elegir a algunos para legarles algo?
¿A quién le legaría la luz y a quién la sombra?
¿A quién la soledad y a quién la compañía?
¿A quién lo real y a quién lo imaginario?

Si yo soy todo eso a la vez
y nada de eso por separado.
Si a nadie quiero legarle sólo algo
y a todos quiero darle todo.

En fin, .., es tarde, ..., estoy cansado, ...
...
¿me disculpan?


Acuático (... haciendo un recuento de las pertenencias de su pecera...)

La lágrima de mis ojos





Estoy aquí,
     observando la brumosa ciudad desde mi ventana.

Estoy aquí,
     mientras una lágrima negra rueda por mi mejilla.

Ella está aquí,
     la lágrima negra por el smog de esta mañana,
     la lágrima negra de penas acumuladas,
     la lágrima negra de rabias no declaradas,
     la lágrima negra por años contenida.

Ella está aquí,
     después de años de sequía en mis ojos,
     la lágrima negra solitaria deja un surco terroso en mi rostro,
     la lágrima solitaria que duele horrores al caer,
     la lágrima solitaria, la lágrima negra.

Es distinta,
     no es la lágrima cristalina de la juventud,
     ni la lágrima blanca del ayer,
     no es la lágrima púrpura del amor,
     ni la lágrima esperanza del crecer.

Es distinta,
     esta mañana también es distinta,
     es una mañana gris, una mañana sin luz,
     busco la luz al fondo de mis ojos,
     pero solo un negro pedazo de carbón,
     es el recuerdo del fuego de ayer.

... de ese pedazo de carbón se desprende mi lágrima negra ...

¿Por qué esta lágrima duele al caer?
¿Por qué no es la lágrima que alivia la tensión acumulada?
¿O es que acaso todas las lágrimas duelen y yo lo había olvidado?
¿O es que acaso la edad aumenta el dolor de una lágrima?

Estoy inmóvil,
     la lágrima negra me ha paralizado, inmovilizado,
     desde mi ventana observo como ella se aleja,
     cada centímetro que la lágrima recorre, es una vida de distancia de ella
     y yo quedo aquí, tan solitario como aquella lágrima.

Estoy inmóvil,
     entre la luz del alba y las sombras de mi habitación,
     entre el recuerdo de un amor y el futuro que no llegó a ser,
     entre el camino que extravié y el camino que no recorrí,
     entre el hombre que soy y el que quería ser.

En el albor de la mañana, la última lágrima negra se secó.



Acuático (... mirando como las lágrimas se funden con el agua de su pecera...)

El Error


Hoy cometí un error, una vez más ...
Hoy cometí un error, ¿Por qué debería de asombrarme? ...
Acaso la vida no es eso, un cúmulo de errores, al menos la mía ha sido así...
Recuerdo errores de niño, errores de joven, errores de adulto, ...

Recuerdo cuando a ella le dije, o tal vez no le dije, no lo recuerdo ya, ...
pero también eso fue un error.
Tal vez no debería haberlo olvidado, tal vez ese sea mi error, el olvidar,
cuando uno olvida un error, invariablemente lo vuelve a cometer.

¿Cuál era su nombre? ... Carolina, ... Catalina, ... Abelina, ...
la verdad no creo que se llamara Abelina, probablemente eso si lo recordaría.
¿Por qué no anoto mis cosas? ¿Por qué confío en mi memoria?
¿Por qué sólo tomo mi lápiz para firmar cheques o escribir tonteras como ésta?

En realidad en éstas líneas habría sonado mejor "tomo mi pluma",
pero nunca me acostumbre a escribir con una pluma.
Es cierto, seguro que no se llamaba Abelina, ese nombre si lo habría escrito,
lo habría dejado reflejado en mi cúmulo de papeles y recuerdos que hoy he perdido.

Hoy cometí un error. He perdido mis papeles, mis cuadernos, mis anotaciones,
he perdido el verdadero nombre de Abelina y he perdido el recuerdo de sus noches.
He perdido las melosas poesías que le escribía de joven, cual galán enamorado
y que ella con sus ojos grandes leía ante mí con fingido interés.

Hoy cometí un error. He perdido aquellas líneas escritas por un joven de alma inocente,
de alma enamorada, de alma revolucionaria, llena de ideales y esperanzas.
He perdido aquellos versos de amor, versos de cama y versos de dolor por el cariño perdido.
He perdido aquellos versos de revolución ante la tiranía que nos oprimió.

Es cierto, ... es cierto, ... valor literario, .... ninguno, ... de verdad ninguno.
Pero con que felicidad volvería a leerlos.
Recordar los tiempos idos, como esperanza que ya se fue.
Recordar en estos tiempos de cobardía, las luchas y cantos a la libertad que nos unieron tras un ideal.

Recordar en mi soledad, a aquella mujer de cintura breve y generosos muslos blancos,
tan blancos como la pureza de sus grandes ojos ... creo que se llamaba Abelina.
Pero nada de eso será posible ahora, porque hoy cometí un error y ni los recuerdos quedan ya.
Cuando se ha perdido el futuro, no hay peor error que perder también el pasado.

Hoy cometí un error.
Escribo estas líneas para comenzar un nuevo pasado.
Para nacer en nuevas anotaciones y dejar plasmado este error en la memoria de mis escritos,
por que nunca más quiero volver a escribir,
hoy cometí un error.

Acuático (... buscando lo perdido en su pecera ...)

Las lágrimas de tus ojos





La primera vez que tus ojos observé,
bajo ese marco perfecto de tu cabellera revuelta,
con deleite y goce sublime los admiré,
más luego sentí en ellos una fuerte carga de indolencia.

Una mirada dura, casi fría,
dañas con tus mirada sombría en este atardecer.
Minuto a minuto, día tras día,
los golpes de la vida te han hecho endurecer.

En el fondo de tus ojos veo un brillo,
un par de lágrimas que quieres ocultar,

¿De que tienes miedo?

Miedo a la vida, miedo al destino,
miedo a una relación que no quieres iniciar.

Entregas a todos la luz de la esperanza,
pero a ti misma te niegas la felicidad,
y en tu alma cubierta por la desesperanza,
es más fuerte el recuerdo de la adversidad.

Tus ojos, grandes ojos vacíos,
como dos cuencas repletas de soledad,
llenas de esa nada infinita de antiguos inicios,
en donde la vida aún no comenzaba a desarrollar.

Más aún conservas en esos ojos profundos,
ese brillo que pide a gritos la felicidad,
oculta tas un par de lágrimas,
que te niegas a derramar.

Abre tu alma amiga mía,
suelta tus lágrimas al viento,
libera tus miedos y temores,
que ellas corran por tus mejillas,
mira con tus ojos húmedos el firmamento,
y disfruta con la luz de nuevos amaneceres.

En el límite de tus sueños,
en el límite de tus emociones,
existirá un ángel de luz y sombra,
que vigilará siempre tus desvelos,
y que con la música de nuevas canciones,
liberará a tus ojos de ese velo.


Acuático (... mirando las lágrimas que ruedan por el cristal de su pecera...)

Siento frío




Siento frío ...
A mi izquierda oscuridad.
A mi derecha una puerta cerrada.
Atrás la muerte se ríe.

¿Cuántos años llevo aquí?

La vela tirita sobre el papel
y la muerte
que me acompaña desde mis primeros días aquí
me espera paciente,
sin apuros.

Ya no le temo,
me acostumbre a sentirla,
a dormir a su lado
y a aguantar su risa.

"Good Morning" me saludó hoy.
¿Se burla de mí o realmente me deseo buenos días?
¿Se burla de mí o acaso es extranjera?

¿Cuándo voy a escapar de aquí?
Siento frío ...

Me palmotea el hombro.
Pobre vieja flaca necesitas compañía,
no quieres estar sola,
esa es la muerte mas terrible,
el que un día te olviden todos.

Estás igual de terrosa que yo,
tú te resignaste vieja pálida.

¡ Yo no !

algún día una luz,
algún día un sello roto.

A este ataúd entramos dos,
pero salí sólo yo.

Tú, triste amigo,
entremezclado con la de la triste risa
quedaste en un rincón,
con tus huesos tan terrosos,
como los tuve tiempo atrás yo.

Siento frío ...
pero no tanto como ayer.

Acuático (... en la fría agua de su pecera ...)

Álamos

septiembre 10, 2006




Observo en las afueras de la gran ciudad
casi desnudos pero ordenados y en formación,
extienden afiladas sus manos al cielo
rodeando un rectángulo ¿casualidad? de vegetación,
(tal vez futura cancha de barrio).
clamando justicia o por lo menos un poco de conciencia
por ellos y por el resto de la naturaleza.

Más cerca tres de ellos
parecen huir de la civilización,
desesperados sus largos brazos al sur
y con evidente inclinación.

Uno de ellos presa del pavor
yace en el suelo en desesperado intento
de gatear-reptar con sus ramas
en busca de la salvación.

No quisieran estar allí
pero no podrán evitarlo,
amarrados a su madre tierra
para ellos no habrá perdón.

Intentan en vano huir,
a nadie preocupan,
denuncian nuestra pequeñez
y queremos ser grandes.

Para callarlos debemos aplastarlos
con toneladas de civilización,
nosotros lo sabemos y lo negamos,
ellos lo saben y tratan de rebelarse.

... es inútil ...

Alguna vez ramas blancas hacia el cielo
contra un fondo azul verdor.
Ahora sólo ramas blancas hacia el sur
contra un fondo negro gris.

En las afueras de la gran ciudad,
... espero que no.


Acuático (... mirando las algas aún verdes de su pecera ...)

Parque Nacional


Era tal vez
(casi como)
un paisaje amplio
(quizás hermoso)
un punto en lo alto
simple línea recortada
quizás yo
tal vez no
en mi azul tras azul
roca tras vegetación.

Nada imperturbable
continuo de otro punto
que como yo se recorta
.....................................
en su blanco tras verdor
cielo tras mar.


Acuático (… añorando el mar desde la pecera …)