La lágrima de mis ojos

septiembre 11, 2006





Estoy aquí,
     observando la brumosa ciudad desde mi ventana.

Estoy aquí,
     mientras una lágrima negra rueda por mi mejilla.

Ella está aquí,
     la lágrima negra por el smog de esta mañana,
     la lágrima negra de penas acumuladas,
     la lágrima negra de rabias no declaradas,
     la lágrima negra por años contenida.

Ella está aquí,
     después de años de sequía en mis ojos,
     la lágrima negra solitaria deja un surco terroso en mi rostro,
     la lágrima solitaria que duele horrores al caer,
     la lágrima solitaria, la lágrima negra.

Es distinta,
     no es la lágrima cristalina de la juventud,
     ni la lágrima blanca del ayer,
     no es la lágrima púrpura del amor,
     ni la lágrima esperanza del crecer.

Es distinta,
     esta mañana también es distinta,
     es una mañana gris, una mañana sin luz,
     busco la luz al fondo de mis ojos,
     pero solo un negro pedazo de carbón,
     es el recuerdo del fuego de ayer.

... de ese pedazo de carbón se desprende mi lágrima negra ...

¿Por qué esta lágrima duele al caer?
¿Por qué no es la lágrima que alivia la tensión acumulada?
¿O es que acaso todas las lágrimas duelen y yo lo había olvidado?
¿O es que acaso la edad aumenta el dolor de una lágrima?

Estoy inmóvil,
     la lágrima negra me ha paralizado, inmovilizado,
     desde mi ventana observo como ella se aleja,
     cada centímetro que la lágrima recorre, es una vida de distancia de ella
     y yo quedo aquí, tan solitario como aquella lágrima.

Estoy inmóvil,
     entre la luz del alba y las sombras de mi habitación,
     entre el recuerdo de un amor y el futuro que no llegó a ser,
     entre el camino que extravié y el camino que no recorrí,
     entre el hombre que soy y el que quería ser.

En el albor de la mañana, la última lágrima negra se secó.



Acuático (... mirando como las lágrimas se funden con el agua de su pecera...)

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