Trilogía

octubre 16, 2006

Construyo un mundo de ilusiones,
con los cimientos ya desgastados de mis laberintos mentales.

El tiempo ya no es nada, el tiempo también se va,
los dolores del alma ya no duelen, solo están.

Miro hacia atrás y no hay nadie,
Miro hacia atrás y veo un abismo.

La atmósfera llena de ansiedad huele a dolor,
La soledad impera…


Ya no escribo más, no quiero dejar en cada estrofa un trozo de razón,
ni expulsar de mi vida en forma de palabras el llanto de este pobre corazón.

Las voces multitudinarias que golpeaban mi conciencia se han enmudecido,
he ido quedando solo en este descenso infinito, solo y adolorido.

Entre la locura y el miedo no me he dado cuenta de cómo ha avanzado la destrucción
Sólo puedo sentir la caída, todo termina.
Tras la tenue neblina de la añoranza me encontraré,
pensando en aquella noche y en tu silueta crepuscular.


El adiós llego al navegar en tus ojos mis sueños,
perdido el silencio se instalo la triste despedida.

El tiempo se agrandaba en los rincones,
se detenía en torno al corazón,
destruyendo fantasías, sueños y alegrías,
recogiendo lágrimas por debajo de la tierra.
Mi cuarto oscuro … y solitario … y callado … y frío …
¿dónde bajo la nieve? … ¿dónde bajo el dolor?


Escribí a la tontera de quererte, de tenerte y olvidarte,
de sufrir por la despedida amarga como día gris,
de subir al cielo y desde el infierno crearte,
un mundo entero de felicidad para ti.


Tú, tan remota, tan alejada siempre
del camino de esta sangre, te has entrado
como un viento en las venas y tu furia
desordenó la calma de mis valles.


La sutil llovizna invade completamente mi cuarto,
vaporosa la neblina ingresa por la ventana,
las enredaderas comienzan a rodear mi lecho,
mis ojos aún brillan en la insondable oscuridad.


Pero sigo aquí aún, admirando la belleza de ese paisaje.
Esa flor que observe durante horas y a la cual le dirigí mis mas sentidas letras.
La canción del mar de oleaje de ir y venir.
La arena suave tibia que detenía nuestro caminar.

Las mil alas de mil pájaros en las copas de mil árboles
y entonces me parece propio que amarte es convivir con una diosa.


Donkan (desde su rincón)
Akústico (desde su mundo lúdico)
Acuático (desde su pecera)

...

Agradezco la amabilidad de mis amigos poetas al prestarme sus versos y cooperar de esta manera en la realización de este invento.

Gracias Donkan, Gracias Akústico.

Es fácil querer...

octubre 09, 2006




Es fácil querer dos horas a la semana.
Es fácil querer dos días en el mes.
Es fácil querer cuando el ánimo está bien.
Es fácil desaparecer cuando es al revés.

Es fácil querer cuando no hay compromisos.
Es fácil querer cuando no importa el mañana.
Es fácil querer si el tiempo escapa.
Es fácil desaparecer cuando se estanca.

Es fácil querer a quien muestra sus virtudes.
Es fácil querer a quien oculta sus pecados.
Es fácil querer a una falsa imagen.
Es fácil evadir al ser real.

Es fácil querer así, es fácil.
Se es dueño del tiempo propio que se entrega a migajas.
Se es dueño de una verdad que no se necesita compartir.
Es fácil querer así, es fácil.

Pero aunque sea fácil, ya no sé si quiero querer así.

    ... tampoco sé si quiero ser querido así.
        …



Acuático (... confundido...)

Se nubla mi vista

octubre 08, 2006




Recibo un golpe en el bajo vientre, un dolor sordo en mi costado,
caigo al suelo y los veo correr. Se llevan mi chaqueta.
En su bolsillo va su foto, lo único que aún me une a ella.
Levanto mi mano hacia ellos intentando una queja, pero no digo nada.

El barro en mis rodillas, humedeciendo el pantalón.
El barro en mis manos, deslizándose entre mis dedos.
Me tomo la cabeza, miro al cielo, no hay luna.
El barro en mis cabellos, un par de canas comienzan a crecer.

En el farol nocturno unas polillas amarillean la noche con su vuelo.
El farol duda el continuar entregando luz y finalmente se apaga.
Mis manos vuelven al barro, se nubla mi vista en las penumbras.
La herida en mi costado crece humedeciendo mi camisa.

El brillo de mis ojos baja en intensidad, la opacidad cubre mi vista.
Comienzo a toser, la vida se me va, ella se me va, ella se me fue.
Arrodillado en el barro de esta callejuela oscura, en este olvidado rincón.
Creo que una lágrima debería caer de mis ojos, pero no es así.

La humedad inunda mis ropas, casi no veo ya.
Turbia la mirada, turbio el pensamiento, turbios los sentimientos.
La bruma nocturna ha comenzado a caer,
la siento deslizarse entre mis rodillas, entre mis dedos.

El frío no viene de afuera, viene del interior de cada uno de mis huesos.
La sombra de mis ojos no viene de afuera, viene de mi alma ensombrecida.
El sopor invade mi cabeza, me mareo, mis ojos se cierran.
Ya no veo el futuro que no será, ya no recuerdo el pasado que no fue.

Me tiendo en el barro, me acurruco en la matriz de la tierra.
La luz de mis pensamientos se comienza a confundir con la lobreguez de la noche.
Quiero pensar en… en… ¿? … mi mente está en blanco… o en negro…
Mi respiración cesa…, abro mis ojos…, se nubla mi vista…



Acuatico (... con los ojos cerrados ...)

El Viejo Teatro

octubre 01, 2006




El teatro está casi vacío, a oscuras.
Las columnas están cubiertas de polvo, terrosas.
Los murales de las paredes están descoloridos, descascarados.
La obra está por comenzar, reiniciar.

                                            Una vez mas…

A mi derecha dos butacas quebradas, estropeadas.
A mi izquierda el pasillo con su alfombra gastada, raída.
En el centro una lámpara majestuosa, alguna vez.
El escenario iluminado por tres luces, de diez.

Las paredes se desprenden del suelo, en las esquinas.
Las paredes se desprenden del cielo, en las esquinas.
Las paredes se desprenden de las paredes, en las grietas.
Las grietas se desprenden de las grietas, en más grietas.

El actor principal comienza un monólogo, monótono.
Un espectador que no pretende espectar duerme, casi ronca.
El actor principal lo mira resignado, doblegado.
Un vagabundo ordena sus cosas en un rincón oscuro, umbroso.

El segundo acto comienza, ingresan más actores, bufos.
Sus rostros cubiertos de cera, cal, pintura, que se yo.
Vestidos con blancas túnicas, sábanas baratas.
Danzan al ritmo de una música imaginaria, inexistente.

La loca del barrio mira extasiada, desorbitada.
Sus ojos brillan, ilusión de los actores, figurantes.
Ha visto la obra veinte veces, cincuenta, cien.
El vagabundo en un rincón comienza a dormir, aletargarse.

Mi mirada se pierde entre las figuras, danzantes.
Mi pensamiento está muy lejos, con ella, ella.
Los actores hacen una reverencia, una postración.
La función en el viejo teatro ha llegado a su desenlace, su fin.

Se escuchan algunos aplausos aislados, limitados.
Es posible que todos ellos vengan de aquella desquiciada, insana.
Los concurrentes se retiran silentemente, yo con ellos.
La noche ha caído, es una noche fría, apática.

La silueta del viejo teatro parece embrujada, fantasmal.
Los ratones han vuelto a recuperar su lugar, albergue.
Las cucarachas han vuelto a recorrer sus acostumbradas rutas, derroteros.
Los ojos del anciano en el descolorido mural, brillan en la oscuridad.



Acuático (... tomando el aire de la noche...)