La serpiente

Comenzó por acariciarme el cuello,
a envolverme con sus encantos,
a recorrer todo mi cuerpo con sus caricias,
¡Te amo! - pronunciaron sus labios pasionales.

Sus bellos ojos poseían la sombra del odio,
sus suaves y seductoras curvas me cegaban,
la sonrisa de su dentadura perfecta,
destilaba la sangre de la mentira.

Llegó un día cualquiera, reptando,
arrastrándose silenciosamente, arteramente.
No la vi venir, tal vez no la quise ver.
Hoy es todo tan claro, tan evidente.

Caí presa de su juego de sugestión,
la mentira fue la compañera de mis noches,
la traición fue mi amante fascinadora,
la intriga se introdujo entre mis sábanas.

Una tormenta, una luz violenta y cegadora,
un parpardear, un abrir y cerrar de ojos,
solitario una vez mas; solitario, solitario.

Una noche, un beso y un adiós.


Acuático (... la serpiente ya no nada en mi pecera ...)